En la década de 1990, fui una de las fundadoras de Moroccan Signatures, una asociación para promover el arte y la cultura en Marruecos. Para 2007, había oficiado de presidenta durante diez años, y esta experiencia me convenció de que el arte permite a las personas marginadas acceder a una vida mejor, de modo que renuncié al cargo y dediqué mi tiempo a fundar Au Grain de Sésame (en español, Una semilla de sésamo).
Creo que las personas somos como una semillita: todas tenemos el potencial para convertirnos en algo mejor de lo que somos. En Alí Babá y los 40 ladrones, la semilla de sésamo tenía el poder de abrir puertas. A medida que la semilla crece, nos da la habilidad de derribar barreras y alcanzar nuevos niveles de conocimiento y de entendimiento intercultural.
En 2009, gracias al apoyo financiero de una amiga y socia comercial, pude abrir el café literario Au Grain de Sésame.
La noticia de la inauguración se propagó velozmente en la medina y luego de varios debates con las mujeres locales sobre sus necesidades y deseos de mejorar sus medios de subsistencia, decidí compartir con ellas mis conocimientos y experiencia como artista visual y diseñadora marroquí.
La mayoría de ellas son artesanas pero, a diferencia de sus colegas varones, son analfabetas y desconocen cómo colocar sus productos en el mercado y venderlos eficazmente. Muchas mujeres locales especializadas en bordado son capaces de reproducir cualquier punto o patrón que les enseñen, pero no pueden crear sus propios diseños.
Yo había experimentado con una técnica innovadora en el uso de papel reciclado para elaborar productos ecológicos, tales como embalajes artísticos, mobiliario y decoración de muros. En diciembre de 2010, comencé a impartir talleres para capacitar a mujeres desfavorecidas de la medina de Rabat/Salé en arte y artesanía ecológica.
Las mujeres que asistieron al taller aprendieron nuevos estilos de decoración que se conjugan con técnicas y métodos artesanales locales de reciclado de materiales locales totalmente naturales. También se capacitan en desarrollo artístico y personal, en aquello que pueden hacer para preservar el patrimonio y entorno cultural y, a la vez, aprenden sobre derechos sociales y laborales.
Luego de ello, pueden obtener formación continua sobre cómo trabajar desde el hogar, crear una pequeña empresa o formar una cooperativa. Más de 50 mujeres ya se beneficiaron de esta capacitación breve.
La sala de exposiciones del taller constituye la principal fuente de ingresos del Centro. En un principio, con los escasos fondos que teníamos, creamos una pequeña variedad de productos. Estos productos, que eran únicos en su tipo, atrajeron a una gran variedad de consumidoras/es, tanto en el país como en el extranjero. Comenzamos a expandirnos y a experimentar con nuevos productos y técnicas, e incluso a crear piezas por encargo. La combinación de técnicas de la artesanía tradicional con estilos y prácticas más modernas e internacionales nos permitió preservar el legado cultural y además generar formas nuevas y avanzadas de expresión artística.
Los desechos de papel son un problema en Marruecos, en especial durante las elecciones locales y nacionales, cuando el papel queda esparcido en la calle y las imprentas trabajan contrarreloj para crear el material de promoción que acaba convirtiéndose en basura. Au Grain de Sésame recicla el papel y lo emplea como material básico de todos sus productos.
El Centro está dirigido por tres mujeres y un hombre, y ha tenido tanto éxito que ahora nos mudamos del edificio original a una casa tradicional cercana. No obstante, sigue estando en el corazón de la ciudad vieja, sitio declarado Patrimonio Mundial de la humanidad por la UNESCO. Las instalaciones alojan la galería de arte y diseño, un café literario y una sala de exposiciones. Con la ayuda de una subvención de la Iniciativa SEED, financiada en parte por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, se están renovando las antiguas instalaciones para convertirse en nuevos talleres para el Centro.
A la vez estamos trabajando en un proyecto para disminuir la cantidad de árboles empleados para fabricar papel. En comparación con el papel no reciclado, el papel reciclado consume entre dos y cinco veces menos energía y agua y emite hasta un 30% menos de dióxido de carbono.
Preguntas para el lector:
1. ¿Qué destrezas y tradiciones culturales de su comunidad podrían aprovecharse para crear empleo?
2. ¿Cómo puede contribuir al desarrollo sostenible reciclando material para su empresa?
1. Tendencias de mercado: los mercados constantemente buscan la originalidad y productos innovadores de carácter único. Aproveche las formas de expresión cultural de su comunidad y genere ideas de negocios únicas.
2. Gestión de los recursos humanos: aumente el valor de las destrezas y conocimientos tradicionales de su comunidad proveyendo capacitación para perfeccionar las habilidades y modernizando la producción para crear productos que puedan colocarse en el mercado local, nacional e internacional.